Han
pasado más de un siglo desde que la frase “los viejos a la tumba y los jóvenes
a la obra” que el ilustre Manuel González Prada vertiera en el mejor discurso
que desnuda la cruda realidad de un pensamiento aletargado que sigue viviendo
el pueblo peruano.
La
triste herencia, que González Prada expresa en su discurso, es el binomio de la
ignorancia y el espíritu de servidumbre que por generaciones arrastra el pueblo
peruano; un golpe que se sufre tras las conquista de los pueblos y la mala
decisión de los gobernantes.
Podemos
recapitular nuestra historia, mencionando un sinnúmero de aberraciones que los
viejos pensamientos y las decisiones de quienes en su momento ostentaban el
poder, fueron la fórmula más letal para adherir una costumbre nacional de
miedos, vasallaje, silencios y abusos intolerables.
Gobernantes
que solo concentraron el conocimiento en las grandes élites, capturando a sus
enemigos y esclavizándolos. Jefes encargados que tomaban el poder para
beneficios personal, repartiendo tierras, implantando una nueva vida, un nuevo
idioma y una nueva religión; desterrando
poco a poco y en tres siglos, las costumbres de los pueblos sudamericanos.
Tiempo
después, los seudo gobernantes, con caudillos a la cabeza, que utilizaban la
fuerza para imponer ideales utópicos. Todo un abanico de carencias de
pensamiento y de gobierno. A este problema se le adicional la corrupción casi
total que enfrentamos en los últimos gobiernos.
Se
necesita un nuevo pensamiento, que luche contra otras ideas y los gobernantes
que nos tienen atrapados en una profunda ignorancia; sin embargo, necesitamos
nuevos ciudadanos, que sean capaces de darse cuenta sobre la historia que hemos
arrastrado y tomen un verdadero cambio que sea el reflejo de una nueva
sociedad.
Los
viejos pensamientos deben morir y los nuevos ideales deben nacer, crecer y
creen en los nuevos peruanos del siglo XXI; deberán hacerse fuerte y desterrar
el pensamiento que nos autoflagela y nos arrastra inconscientemente a
participar de un círculo vicioso de ignorancia y anarquía.
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