lunes, 25 de junio de 2012

La muerte del viejo pensamiento


Han pasado más de un siglo desde que la frase “los viejos a la tumba y los jóvenes a la obra” que el ilustre Manuel González Prada vertiera en el mejor discurso que desnuda la cruda realidad de un pensamiento aletargado que sigue viviendo el pueblo peruano.

La triste herencia, que González Prada expresa en su discurso, es el binomio de la ignorancia y el espíritu de servidumbre que por generaciones arrastra el pueblo peruano; un golpe que se sufre tras las conquista de los pueblos y la mala decisión de los gobernantes.

Podemos recapitular nuestra historia, mencionando un sinnúmero de aberraciones que los viejos pensamientos y las decisiones de quienes en su momento ostentaban el poder, fueron la fórmula más letal para adherir una costumbre nacional de miedos, vasallaje, silencios y abusos intolerables.

Gobernantes que solo concentraron el conocimiento en las grandes élites, capturando a sus enemigos y esclavizándolos. Jefes encargados que tomaban el poder para beneficios personal, repartiendo tierras, implantando una nueva vida, un nuevo idioma y una nueva  religión; desterrando poco a poco y en tres siglos, las costumbres de los pueblos sudamericanos.

Tiempo después, los seudo gobernantes, con caudillos a la cabeza, que utilizaban la fuerza para imponer ideales utópicos. Todo un abanico de carencias de pensamiento y de gobierno. A este problema se le adicional la corrupción casi total que enfrentamos en los últimos gobiernos.

Se necesita un nuevo pensamiento, que luche contra otras ideas y los gobernantes que nos tienen atrapados en una profunda ignorancia; sin embargo, necesitamos nuevos ciudadanos, que sean capaces de darse cuenta sobre la historia que hemos arrastrado y tomen un verdadero cambio que sea el reflejo de una nueva sociedad.

Los viejos pensamientos deben morir y los nuevos ideales deben nacer, crecer y creen en los nuevos peruanos del siglo XXI; deberán hacerse fuerte y desterrar el pensamiento que nos autoflagela y nos arrastra inconscientemente a participar de un círculo vicioso de ignorancia y anarquía.    

jueves, 26 de abril de 2012

Canabis, contra su legalización

Legalizar el cultivo y el consumo de la marihuana no solo es una idea que importantes personajes en todo el mundo empiezan a aspirar; un polvo extraño que es producto de esta vorágine increíble que se ha convertido la producción, distribución y venta del canabis en las últimas décadas. Es quizás esta guerra que ha masacrado miles de vidas jóvenes la que hace mirar al mal mayor con mejores ojos.

Estados nortamericanos como California se han tomado muy en serio esta disyuntiva que empieza a cobrar protagonismo en los debates de grupos antagónicos, posiciones que han librado por solo 7 puntos porcentuales de aprobar la marihuana en tierras americanas en el 2010. La decisión ha desilusionado al Comité Global de Políticas Antidrogas que integra nuestro compatriota Mario Vargas Llosa, entre otras figuras muy representativas que han ocupado cargos importantísimos en sus países y en el mundo.

El llevar la idea del Nobel de Literatura es muy difícil, porque, si bien es cierto que los diferentes gobiernos del mundo han gastado millones de dólares en combatirlas, es la corrupción uno de los principales bastiones que los narcotraficantes utilizan para concretar sus actos ilícitos. No es correcto pensar que legalizando la marihuana, la delincuencia - vinculada al narcotráfico - se reduzca sustancialmente; cabe la posibilidad que se obtenga un efecto contrario al que piensan sus impulsadores y mucho menos que al ejecutarse la ley pro marihuana, la eliminacíón .de la delincuencia tenga un efecto positivo inmediato.

Recordemos que las drogas están regidas por cárteles mafiosos de inmenso poder económico y militar que - en el caso de ser aprobadas estas leyes de libre consumo de marihuana en el mundo - traería un desequilibrio en el status quo  y daría mucho más fuerza a los capos de estas mafias para, amparados en la ley, destruir ciudades, regiones o países donde ellos operan. De la misma manera, creo que Vargas Llosa se equivoca al sostener que la legalización del canabis sativa traerá enormes recursos tributarios; ¿cree don Mario Vargas Llosa que los narcotráficantes y los capos de la droga llegarán de buenas a primeras a pagar a la SUNAT o a cualquier organismo de recaudación por la droga pagada?.

El crecimiento del mercado de drogas en el último medio siglo nos da señales que este es un negocio tan bueno para los delincuentes porque no asumen el pago de impuesto, ni del lugar de donde producen, ni muchos menos dónde es exportado. El pensar que se encajonará como paltas o mangos y se llevará a EEUU previo para de aranceles es un error gravísimo.

El Estado libre y soberano tiene la obligación con todos los ciudadanos a velar por la integridad de quienes habitan en su territorio esto va en contra de la posición ilusa de asumir la responsabilidad total del individuo y el daño que se produciría si consume marihuana. Es El Estado, el ente que no debe tener una posición espectadora como lo tiene con el tabaco y el alcohol.

Es importante hacer recordar que uno y otro bando aceptan que la población juvenil será la más vulnerable y que aprobándose la ley de la marihuana, el aumento de su consumo en públicos juveniles desbordará en proporciones devastadoras.

En síntesis, podemos resumir lo antes señalado en dos importantes líneas del comunicado de la Secretaría Técnica del Consejo de Seguridad Nacional de México que señala que "la legalización no termina con la delincuencia organizada ni con su rivalidad y violencia".